Comentario
La lengua de Colón
Este capítulo no se puede desligar del anterior. Ambos caminan inseparablemente unidos, hasta el punto de que la mayor parte de los que han polemizado sobre la patria política de Colón lo han hecho desde las dudas que ofrece su patria lingüística, su formación cultural primera.
En algo coinciden todos los testigos castellanos que conocieron y trataron al futuro descubridor antes de 1492: lo veían ageno a su lengua14, a la lengua castellana. Dirán que conocía el español y se expresaba en él, pero con claros matices diferenciadores.
Un eminente lingüista como don Ramón Menéndez Pidal quiso esclarecer las particularidades de la Lengua de Cristóbal Colón15, y tras un estudio profundo de los escritos colombinos que se conocen, llegó a conclusiones muy significativas que otros autores corroboran, matizan o complementan. Los principales puntos de acuerdo son los siguientes:
-- La primera lengua en que Colón aprendió a escribir fue el castellano. Y lo hizo antes de llegar a Castilla. Es posible que durante su estancia portuguesa. También escribía en latín, pero nunca en italiano ni en portugués. Muchos se extrañan de cómo habiendo vivido casi diez años en Portugal aprendiese en ese reino a escribir castellano y no portugués; este idioma debía hablarlo.
Sorprende también su nulo conocimiento del italiano escrito. La abundante correspondencia colombina con sus hermanos, con genoveses e italianos importantes se produce siempre en castellano y sólo en castellano. únicamente conocemos dos notas marginales del descubridor (una en el Libro de las Profecías y la otra en la Historia Natural de Plinio) como que quieren ser italianas, pero resultan una extraña y grosera mezcla de castellano e italiano. Indudablemente desconocía este último idioma. Acaso supiera hablarlo, lo mismo que podría conocer el dialecto genovés, pero no escribirlo.
-- El español que escribe Colón está lleno de portuguesismos que se notan sobre todo en la grafía y en el vocalismo. No distingue a menudo entre la l y la ll; confunde el diptongo ue por oe, y no capta la diferencia ortográfica entre gue/ge o gui/gi, por citar algunos ejemplos. Se atribuye a influencia portuguesa (M. Pidal); en algunos casos a italianismos (Arce); o a ambas cosas a la vez con clara preponderancia portuguesa (Varela).
-- El latín que escribe Colón en notas marginales a la Imago Mundi, Historía Rerum, etc., suele hacerlo repitiendo las palabras y frases del original que quiere resaltar; no lo domina, comete frecuentes errores que son hispanismos (De Lollis). Es decir, no parece que aprendiera un latín genovesco, sino un latín hispánico, con grafía hispánica.
-- Tampoco faltan en sus escritos algún que otro catalanismo.
En consecuencia, la nota más característica le los escritos colombinos es su complejidad. Más parece --apunta Varela-- que estemos ante el típico hombre de mar que chapurrea mil lenguas sin lograr expresarse bien en ninguna. Acaso practicara una jerga levantisca, o habla marinera del Mediterráneo en general, ampliada más tarde con expresiones oceánicas aprendidas de marineros portugueses y andaluces.
Todo lo dicho aclara bien poco los orígenes y primeros pasos colombinos, si acaso incita más a la duda. ¿Puede sorprender a alguien que haya quienes intenten buscar entronques castellanos a don Cristóbal Colón? Si la lengua significa tanto para reflejar mundos interiores y perspectivas vitales de las personas, Castilla y lo castellano adquieren sitial de protagonista en el mundo del descubridor. Colón pudo nacer físicamente en Génova, pero a la cultura y a la elaboración ideológica de su proyecto descubridor nació de la mano de lo castellano.